#NiUnaMenos y la lucha en contra de los estándares de belleza.

Anoche dejé todo preparado. Mis pins, mi pañuelo y la ropa que me iba a poner hoy. Era la víspera del tres de junio, #NiUnaMenos, un día que me trae muchos recuerdos: fue la primera vez que salimos a gritar, con mis amigas, para que no nos mataran más hace ya tres años. 

Me levanté a las 8.30 am, me cambié con la ropa que había preparado y salí de casa; iba a lo de mi mejor amiga a trabajar en nuestra marca de Cosmética Natural. Cuando llegué a su puerta me miré en el espejo que está en la entrada de su edificio. Me resulta inevitable empezar a mover mi cuerpo para ver cómo me queda lo que tengo puesto. Lo hago desde siempre, casi como un reflejo. Me di cuenta de que no me encantaba como estaba vestida. Y así, hoy fue todo el día uno de esos días donde no me gusta lo que veo en mí. Por suerte tengo todo un tratamiento de crisis en mi cabeza preparado para estos momentos: 

no sos vos, es la sociedad. No sos vos, son todas las publicidades que viste con mujeres que tiene el cuerpo que está bien y es distinto al tuyo. Tu cuerpo también es válido. Así estás bien. Y la que me hace llorar cada vez que me acuerdo: no tenés que ser de otra manera para ser linda. 

Esa me la repito demasiado seguido, sobre todo cuando me pruebo ropa y no me gusta. Era temprano y antes de llegar a lo de Jime, fui a comprar facturas. No siento culpa al momento de comer, pero estimo que mi cuerpo, mi cabeza o algo me cerró el estómago y sólo comí una. 

El día se me pasó rapidísimo, calculo que fue porque estaba haciendo cosas que me gustaban. No volví a mirarme en un espejo hasta que fui al baño. Los que me siguen en Instagram saben que hace algunas semanas estoy subiendo selfies casi todos los días. Se me ocurrió que si me saco fotos puedo aceptarme un poco más. No sé si me está funcionando, pero lo que sí noté fue que mi piel no está pasando por el mejor momento. Ya sé que no debería importarme, pero la posta es que siempre fue una de las partes de mi cuerpo que más cuidé y que siempre estuvo “bien”. Pero me miré, ahí en el baño de la casa de Jime, y vi mi cara colorada en algunas partes y con granitos. Me lavé con agua fría y seguí. Teníamos varias cosas que terminar y un Pañuelazo frente al Congreso de la Nación al que ir, no había tiempo de andar mirando que tan bien o mal tenía la cara. 

Al final, el día terminó fluyendo. Fuimos al Congreso, cantamos canciones a favor de la legalización del aborto con distintos grupos de cantautoras feministas, nos rodeamos de un montón de mujeres que estaban en la misma que nosotras, y nos quedamos haciendo un poco de ruido hasta pasadas las cuatro de la tarde. Como teníamos hambre, terminamos en un Burguer comiendo una hamburguesa. Desde hace unos meses, tengo miedo de no entrar en esas sillasmesas que hay en algunos locales de comidas rápidas. Son esas que están pegadas las unas a las otras y sólo giran, no se mueven para adelante o para atrás, pero todavía sigo entrando. 

Cuando volvía a mi casa, pensaba en que debería empezar el gimnasio de nuevo, o comer más verduras. También pensaba que tengo la cara más hinchada que de costumbre, y que seguro que si como menos harinas tendría la cara como en mi foto de perfil de Whatsapp.

Creo que además de desahogarme, escribo hoy para contarles cómo funciona mi cabeza en un día donde no me siento la heroína de mi vida por bancarme el cuerpo que habito. También porque me parecía un poco hipócrita, después de tantos textos publicados, seguir hablando de mis días donde me la re banco y soy Miss Body Positive. Acá estoy, tengo estos issues, y mañana, tal vez, me levante súper confident y me lleve el mundo por delante. 

Por eso hoy voy a decir que no hay #NiUnaMenos si seguimos apoyando a las industrias de la moda, de la belleza, de la dieta y de la salud que son los mayores responsables de violentar nuestros cuerpos con estereotipos. Los estereotipos derivan en trastornos alimenticios y también afectan la salud mental. Si bien no se han determinado causas específicas (ni quiero adentrarme en el tema porque no soy una experta), estar bombardeados constantemente por publicidades que nos muestran que sólo se puede ser bella de una manera, no mejora para nada las cosas.
Como dice mi amiga Brenda Mato, “los estándares de belleza también son violencia” y acá estamos para dar batalla a los estereotipos y decirles que venimos en distintos tamaños y formas.

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